Dulce condena

Acepto mi condena por el robo cometido, fue una sorpresa para mí el tamaño de lo hurtado, un corazón tan grande es muy complicado de robar. Fue un trabajo que requería mucho cuidado, no quería lastimar tan preciosa joya, y por pensar en tu corazón olvidé el mío en tu casa, dentro de ti... cometí un error; un error muy bien planeado, un error del que quería ser el culpable y del que ahora soy condenado. Condenado a amarte hasta la muerte, condenado a hacerte feliz, condenado a vivir junto a ti; espero me entiendas y me quieras tanto como yo a ti.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Minúsculo

No me agradezcas

Sin máscaras